Día a día, se precipitan los acontecimientos del último tramo de la campaña electoral. Pasado el debate del Tribunal Supremo de Elecciones, se desgranan planes de gobierno y anuncios anticipados de posibles jerarcas para intentar captar la atención de los electores.

Ciertamente es un logro histórico del país para sus habitantes y para el resto de las naciones del continente. Pero es incuestionable que los cambios en la dinámica social se producen a partir de la determinación de quienes creen férreamente en ellos.

Esta es la segunda ocasión en que busca la Presidencia de la República. En la primera, le tocó insertarse en la dinámica de una campaña que ya había iniciado. Logró darse a conocer y alcanzar el quinto lugar con 123.653 votos.

Mientras que en Washington arde el fuego con el debate en torno a la estabilidad mental del Presidente Trump y sus impredecibles potenciales y riesgosas consecuencias, en Costa Rica enfrentamos una campaña electoral que calentó ésta semana con un actor dispuesto a prender llamas a costa de la maltrecha institucionalidad democrática.

En 2014, fue uno de los dos partidos revelación del torneo electoral. 
Aumento en ocho diputados su fracción parlamentaria; algo nunca alcanzado para una divisa unipersonal de izquierda en Costa Rica.

En enero es imposible dejar de lado las finanzas. Estos primeros días del año se convierten en un laberinto que muchos achacan a la muy temida cuesta de inicio de año cuando pasan factura los excesos del consumo. Y es que nuestros hábitos financieros no siempre se asocian con el orden y la previsión.