Una polarización que cada vez tensa más los maltratados hilos de la convivencia venezolana. Esa es la sensación que queda tras la jornada de enfrentamientos limítrofes vividos el sábado en el ya histórico puente que marca la linea divisoria entre quienes pretendían hacer pasar la ayuda humanitaria y quienes se decidieron a no permitirlo.

Militarización de las fronteras, control de espacio aéreo, alerta máxima entre los leales a Nicolás Maduro, desplazamiento del vicepresidente de Estados Unidos, respuesta paralela de Rusia. La tensión es alta ante la llegada a Venezuela de un cargamento ‘explosivo’: comida y medicinas.

Una crisis que significó un verdadero cisma en el Poder Judicial (y para el país) hace menos de dos años, llevó a concluir que las opacas prácticas de siempre para la selección de magistrados debía someterse a una revisión profunda por parte de la Asamblea Legislativa, que es el órgano político responsable de tales designaciones. Esto es determinante porque el actual proceso de recambio de prácticamente la tercera parte de la Corte Plena, implica también la estructuración del órgano máximo de la Corte Suprema de Justicia para los próximos 20 o 25 años.

Lo paradójico esta vez es que el presunto acosador era el director de "Promoción de Paz y Convivencia Ciudadana" una dependencia del Ministerio de Justicia dedicada a mejorar la calidad de la convivencia social. O tal vez el cargo que ostentaba el ahora denunciado no venga al caso y sólo sea eso, una simple paradoja. Después de todo, vamos quedando claros que el acoso sexual no tiene que ver con sexo sino fundamentalmente con ejercicio del poder. Y aunque esto suene repetitivo habremos de decírnoslo muchas veces más hasta interiorizarlo.

El tamaño del problema no lo podemos determinar, pero podemos dimensionarlo si vemos que el papa Francisco decidió convocar a una reunión mundial sobre pedofilia con los jefes de la iglesia católica en cada país.

Para la oposición son "soluciones de esperanza" con alimentos y medicinas, para el régimen de Maduro son cargamentos envenenados para aniquilar al pueblo. Lo cierto es que la ayuda humanitaria de Estados Unidos que aguarda en la frontera colombo venezolana en Cúcuta (uno de cuatro centros internacionales de acopio) es la manifestación tangible hoy del pulso de poder que se libra entre las fuerzas que adhieren al presidente interino Juan Guaidó y el régimen que resiste en el poder con el apoyo de los militares, que son finalmente, los grandes decisores no sólo del eventual ingreso de los cargamentos, sino también posiblemente del desenlace de esta dramática pugna.