Aunque no es posible hablar en absoluto de calma en medio de la tormenta (al menos 26 muertos se contabilizaban este jueves por los enfrentamientos y revueltas), no ha habido acciones determinantes en el desencadenamiento de la crisis venezolana.

Los acontecimientos en Venezuela se precipitaron este miércoles 23 con inusitada rapidez y el desenlace es imposible de advertir.

La postergada emisión de un decreto (norma técnica) para garantizar a las mujeres el derecho a la aplicación del aborto terapéutico en casos calificados, es una muestra de la polarización social que se refleja en la gestión política y que, de una manera u otra, torna en extremo compleja la relación entre poderes afectando incluso acuerdos políticos de otros temas también sustantivos.

Siendo que nos ha costado tanto, pero tanto, alcanzar acuerdos políticos y tomar decisiones administrativas para enderezar nuestro maltrecho esquema de finanzas públicas, la noticia de que la previsión de déficit fiscal para cerrar el año no fue lo que se proyectó inicialmente sino 1,2% menos; es sin duda alentadora.

Si por la víspera se saca el día, que Acueductos y Alcantarillados nos anuncie que la quinta parte de la población del país se verá afectada por racionamientos en esta temporada seca, no es sorpresa.

Un arma de fuego por persona, esa era la propuesta principal con la que el gobierno pretendía disminuir la cantidad de homicidios en nuestro país. La reforma a la Ley de Armas ya está en la Asamblea Legislativa donde encontró sus primeros opositores.