Fotografía: Edica
A la Ingeniera Ireñe Cañas, le toca uno de los desafíos más grandes de los muchos que tiene el entramado de empresas estatales del país. Ella está al frente del enorme empeño para llevar adelante el proyecto de "liderar, fortalecer e impulsar" al ICE, la institución más apreciada de los costarricenses después de la Caja Costarricense Seguro Social.
El ICE una empresa de incuestionables aportes al exitoso modelo de desarrollo nacional de los últimos 70 años; que sin embargo acusa inmensas pérdidas (314 mil millones de colones en 2018) y requiere ajustes estratégicos ante los cambios tecnológicos y de matriz energética del país y el mundo.
El ICE -según ella sostiene- debe procurar estabilidad financiera para proyectarse con "compromiso, eficiencia y excelencia" en busca de "soluciones integradas para la competitividad del país". El problema es que debe hacerlo en medio, también, de noticias falsas, de rumores infundados y por tanto, de fantasmas difíciles de cazar.
Dos de esos fantasmas aseguran que se pretenden trasladar al ICE las pérdidas de su hermana filial menor la Compañía Nacional de Fuerza y Luz y que, finalmente, se buscaría la temidísima "privatización" mediante la desvinculación del Centro Nacional de Control de Energía que tiene bajo su competencia nada más y nada menos que la operación del Sistema Eléctrico Nacional, SEN.
Cañas ha asegurado en todos los idiomas posibles que no se persigue tal festejo privatizador, pero aún cuando seis de los sindicatos internos aceptaron su palabra, dos adherentes del conglomerado Patria Justa, "por si las moscas" decidieron seguir por su propia vía y claro, no creerle al Poder Ejecutivo. Así las cosas, en el ICE o acerca del ICE, no hay acuerdo ¿Espejo país? Conversamos con la Ingeniera Irene Cañas.