Para los gobiernos, todos son días para conducción política, pero estas semanas agitadas exigen mucha más asertividad y no siempre la podemos ver. Hay malestar de sectores variados, contrapartes difusas y un terreno de por sí difícil para cualquier gobernante. Hay también, parece, omisiones y desaciertos desde el Ejecutivo, que se ayuda poco.
Así -otra de cal- se cayó el crédito del Teatro Nacional el lunes, aunque ahora parece conectado a un respirador artificial. Y así -una de arena- se ratificaron los eurobonos este martes, que el Gobierno celebra como un alivio para renegociar deuda. Con el politólogo Gustavo Araya analizamos nuestro momento político.