Si bien antes esa era una actividad tangencial de la economía subterránea ejercida por unos pocos, hoy se ha convertido en un negocio sucio multimillonario en el que se juegan la vida muchas personas y en el que se pierden ingresos para el mantenimiento del estado. Tanto, que Costa Rica es el segundo país que más sufrió por evasión fiscal entre los países centroamericanos, que en conjunto dejaron de percibir un total de US$113.6 millones.
Del inmenso abanico de productos y bienes que hoy se contrabandean en el mundo, en nuestro caso, los cigarrillos se han convertido en una verdadera lacra. No sólo se mueven redes mundiales de un punto a otro del planeta con paso especial por Centro América con un producto que es de por sí perjudicial para la salud, sino que al tratarse de copias de ínfimo valor sin ningún control respecto de las sustancias que contiene puede ser mucho más venenoso para el cuerpo humano. Pero además, se trata de una actividad que financia otras vertientes criminales. Organizaciones como las maras salvadoreñas y los carteles de drogas Zetas y Sinaloa, se benefician de éstas redes. Por eso hoy entendemos que el contrabando está atacando de forma directa a las sociedades, sustrayéndoles ingresos fiscales, promoviendo la corrupción y consecuentemente afectando la seguridad ciudadana y la institucionalidad.
El estudio “Del contrabando hormiga a un elefante en el mercado”, desarrollado por CID Gallup para la Cámara Costarricense–Norteamericana de Comercio (AmCham) y la campaña de denuncia del comercio ilícito y sus perversas repercusiones conversamos este jueves 17 de noviembre con Elías Soley, Vicepresidente de AmCham, en Hablando Claro.
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