Carlos Alvarado es -hasta para el observador menos acucioso- el candidato del oficialismo; algo que no se oculta y que más bien se confirma con el enfoque de su campaña bajo el lema de "el cambio no ha terminado", así como con sus spots publicitarios en redes sociales.
Y no es algo que sea para nada reprochable, si no fuera por la doble moral extrema que impera en asuntos de participación política.
Es precisamente por eso por lo que ha sido criticado por oponentes de Liberación y la Unidad, que le reprochan el valerse de obras del gobierno para hacer campaña... como si nunca hubieran hecho lo propio. Pero lo cierto es que también Welmer Ramos, su contrincante en la convención abierta del PAC de este próximo domingo 9 de julio, le recrimina lo mismo.
Tras ser director de comunicación en la campaña que llevó a la Presidencia a Luis Guillermo Solís, Carlos Alvarado ocupó en poco menos de tres años dos carteras ministeriales en ésta, la primera administración del Partido Acción Ciudadana. Y es desde esa experiencia de servicio público de donde el joven político (no llega aún a los 40) presenta sus atestados para intentar hacerse con la nominación rojiamarilla.
Inclinado por la política social, en temas como educación, ataque a la pobreza y fortalecimiento del sistema de salud, Alvarado mantiene la línea de la actual administración. Es también defensor de derechos de la población LGBTI y aboga por continuar con la discusión de la transformación del impuesto de ventas en gravamen al valor agregado (IVA), la reforma al impuesto sobre la renta y el ordenamiento del empleo público.
A cinco días de la convención del PAC conversamos con Carlos Alvarado Quesada en Hablando Claro.
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