Lo ocurrido el sábado pasado cuando el país completo quedó sin fluido eléctrico -lo sabemos ahora todos- fue a consecuencia de que una línea de transmisión eléctrica en Panamá produjo un desequilibrio en el sistema que interconecta a todo el Istmo Centroamericano.
No es algo para nada usual, menos aún, tratándose de un desperfecto generalizado que nos afectó apenas tres días después del percance en la subestación del Porvenir de Desamparados que dejó a oscuras a gran parte del Gran Area Metropolitana.
Para entender este apagón masivo, hay que recordar que formamos parte de la interconexión de un sistema regional de 1820 kilómetros de líneas de transmisión y aún cuando los sistemas de protección con los que cuenta el país le permiten aislarlo de diferentes eventos que suceden frecuentemente en las naciones vecinas, cuando el desperfecto es tan significativo como el de este fin de semana; no es posible evitar el aislamiento.
Las versiones sin sustento técnico no se hicieron esperar. Algunos llegaron al absurdo de culpar al tan llevado y traído TLC del desperfecto. Pero no. El problema tuvo que ver básicamente con las reglas de operación de los sistemas y las condiciones que determinan su funcionamiento.
El ingeniero eléctrico y experto en energía renovable, José Daniel Lara explicó que "como Costa Rica estaba generando de más para exportar, no quedó otra (alternativa) que sacar de operación generadores para protegerlos. Cuando el sistema está en ese estado a veces no se puede rescatar y se da el apagón".
Este lunes 3 de julio conversamos con el Ingeniero Carlos Obregón, Presidente Ejecutivo del ICE para dimensionar los hechos y la evaluación nacional y regional del apagón que dejó a millones de centroamericanos sin fluido eléctrico toda una tarde, en Hablando Claro.
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