Perseguido por el rastro del dinero y consecuentemente de los negocios, con la investigación política en curso sobre la posible injerencia de los rusos en la campaña que lo llevó a la Casa Blanca, con el rechazo unánime de la Corte de Apelaciones de San Francisco a su decreto para impedir el ingreso a Estados Unidos de ciudadanos de seis países musulmanes y una guerra continua con la prensa, Donald Trump se encuentra en medio de una vorágine de situaciones que rayan en el surrealismo.
El poderoso Fiscal General Jeff Sessions, uno de los hombres más cercanos al Presidente -aparentemente venido a menos en el anillo de confianza- compareció este martes ante el Comité de Inteligencia del Senado y se negó a revelar sus conversaciones privadas con Trump.
Además, calificó de mentira abominable cualquier señalamiento de que hubiese tenido algo que ver con rusos en la campaña y dejó la impresión de que los hechos más polémicos de esta trama le habrían pasado por delante sin que tuvieran nada que ver con él, ni con sus responsabilidades.
Pero no es el único inconveniente al que se enfrenta Trump en estos días. Su incapacidad para desvincularse de sus negocios a pesar de haberlos entregado formalmente a sus hijos, llevó a los fiscales generales de Maryland y el Distrito de Columbia, a presentar una demanda por la supuesta violación de la cláusula constitucional que impide a los altos jerarcas de la administración pública aceptar dineros de otros gobiernos.
Sobre las últimas novedades de la montaña rusa que agita a Washington, conversamos este miércoles 14 de junio, con el periodista y ex embajador de Costa Rica en la ONU, Eduardo Ulibarri, en Hablando Claro.
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