Cada vez que llueve torrencialmente, la preparación de alimentos para los pacientes del Hospital Nacional de Niños, corre peligro. Hace menos de un mes el servicio de nutrición volvió a inundarse; pero no es el único departamento con problemas: imágenes médicas, la central de esterilización de equipos, la bodega de farmacia, el comedor de empleados y hasta el servicio de emergencias también son afectados por periódicas inundaciones.
Este desbordamiento de las aguas se produce a causa del rebalse de una viejísima acequia subterránea entubada que recorre la ciudad capital, desde las inmediaciones de la Corte Suprema de Justicia, pasando por el centro de San José, el Ministerio de Salud, el propio hospital y el Paseo Colón, hasta desaguar en el Río Torres.
Lo que sucede, refleja el efecto de una ciudad que creció, crece y al parecer, seguirá creciendo sin planificación alguna...hasta estrangularse a sí misma...
Por eso, lo que ocurre cada vez que fortísimos aguaceros provocan inundaciones en el Hospital de Niños, también sucede en otros sitios de San José.
Cierto es que hay fenómenos de variabilidad climática que son realmente fuertes en determinados momentos. Cierto es también que hay mucha basura acumulada por nuestros pésimos hábitos que incrementa la gravedad de la situación, pero es una realidad que lo que ocurre en el Hospital de Niños es reflejo de la incapacidad para planificar el desarrollo de nuestras ciudades.
Si a esto sumamos los agudos problemas de la movilidad urbana, la poca inversión en infraestructura y la contaminación de los ríos, podemos tener una idea de la factura que estamos pagando por la resistencia a aplicar esquemas modernos de planificación y zonificación ambiental del territorio.
De estos temas neurálgicos para la calidad de vida conversamos con el Ing Eduardo Brenes Mata exdirector del Plan Regional Urbano del Gran Área Metropolitana de Costa Rica (Prugam) y con el geólogo ambiental Dr. Allan Astorga-Gättgens en Hablando Claro.
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