Con la fijación oficial en ¢595 colones y precios de hasta ¢600 en algunos bancos privados, ésta semana el dólar superó el precio histórico más alto que registró en agosto de 2009, cuando imperaba el régimen de bandas cambiarias.
Frente a este fuerte incremento, que se empezó a sentir desde abril pero que ha encontrado picos en este lluvioso mes de mayo, lo más sorprendente sin duda es que sin hacer caso a los razonamientos de los economistas más serios del país, se han desatado todo tipo de rumores y teorías conspirativas sin fundamento, acaso por el hecho incuestionable de que quienes más sufren por este aumento son los asalariados que ganan en colones pero que tienen préstamos en dólares.
Lo cierto es que la divisa estadounidense, cuyo precio se mueve como el de cualquier otro insumo en la economía, se ha visto alterado por múltiples causas, entre las que también cuenta la percepción de los consumidores. Ha sido justamente una conjugación de factores la que disparó el costo en 30 colones sólo en las últimas dos semanas.
Las preguntas son muchas: ¿Estaba el precio del dólar subvaluado como algunos sostenían?
¿Qué papel está jugando hoy el Banco Central luego de dos años de intervenciones para mantener a raya el costo?
¿Qué incidencia tienen las compras de divisas por parte de RECOPE para hacer frente al pago de la factura petrolera?
¿Se acabaron las inyecciones de dólares de préstamos blandos que tuvieron gobiernos anteriores?
¿Cuánto incide en estos aumentos el ajuste de las tasas de interés los Estados Unidos?
De esas y otras inquietudes conversamos con el economista Luis Mesalles este jueves 25 de mayo en Hablando Claro.
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