Por sus oficinas pasan permisos de toda naturaleza. De industrias, comercios, hoteles, residencias, iglesias, granjas avícolas, torres de telecomunicaciones, puentes, carreteras, puertos, aeropuertos y por supuesto también las autorizaciones de funcionamiento de las piñeras, que es justamente la última controversia pública que enfrenta.
No hay sector productivo que no tenga que ver con las disposiciones de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) para avanzar en sus gestiones o para que se le obstaculicen...
Tan solo a febrero de este año, la entidad estaba asfixiada en casos, acumulando 16.000 expedientes por resolver, cifra que se contrapone a los 80 funcionarios que dispone para trabajar en ellos.
Pero no solo la limitación de recurso humano le genera retrasos. En plena era digital, la Secretaría posee gran cantidad de expedientes en papel, lo que hace aún más lento su procesamiento.
Desde el inicio de sus funciones en 1995 hasta hoy, ésta entidad adscrita al Ministerio de Ambiente y Energía, registra 42.000 expedientes. De ellos, sólo la tercera parte está digitalizada.
Sin suficientes recursos para crecer y poder satisfacer las demandas que imponen sus obligaciones legales y con el ojo avizor de un sector especialmente aguerrido sobre su gestión, la SETENA espera implementar pronto cambios a su reglamento operativo para simplificar el trámite de la siempre polémica viabilidad ambiental, quizá la que más retarda procesos.
De las dificultades y los retos que enfrenta SETENA conversamos este miércoles 24 con su Secretario General, Marcos Arroyo en Hablando Claro.
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