La pobreza en Costa Rica se redujo este año a un 18% -una significativa disminución de 3,8 puntos porcentuales- en comparación con el año 2023, en tanto que la pobreza extrema baja de 6,3% a 4,8% en el mismo período. Este fue el hallazgo relevante de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Significa que tenemos 63 mil hogares menos en pobreza y 26 mil menos en pobreza extrema.
La información -obviamente positiva- ha generado controversia, pues mientras el ingreso promedio nacional aumentó 6.7%, en tres regiones del país, Brunca, Pacífico Central y Huetar Caribe los ingresos resultaron sumamente elevados con 21%, 17.9% y 11.2% respectivamente, y no se encuentran fácilmente las explicaciones para esos crecimientos, sobre todo cuando las ayudas sociales no crecieron de un año al otro.
Por ello, para entender los resultados hay que observar la ENAHO bajo el tamiz de diversas variables. Por ejemplo: ¿cuánto se explica por políticas públicas como las herramientas técnicas incorporadas casi 10 años atrás (plataforma única de beneficiarios) que integró las bases de datos de todas las instituciones que atienden el desafío de sacar de la pobreza a las familias y evitar así duplicidades y entregas de recursos de manera clientelista? ¿Qué otras condiciones coyunturales pudieron incidir para explicar estos resultados? ¿Por qué crecen tanto tres regiones del país, mientras la Chorotega -pese al auge turístico- quedó estancada sin crecimiento alguno y las zonas Central y Huetar Norte crecieron por debajo del promedio nacional?
Otro asunto curioso es que los mismos datos del INEC establecen que efectivamente el desempleo baja, pero que cada vez hay más personas que desisten de buscar trabajo. Por supuesto sí crece la informalidad, pues 869 mil personas más refirieron estar en esa condición para obtener ingresos y ganarse la vida.
Haremos varios análisis al respecto e iniciaremos mañana con el economista, José Luis Arce.
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