Han transcurrido 14 años desde la última vez que el PLN ganó una elección. Y lo hizo, por cierto, con solvencia. La única presidenta que ha tenido Costa Rica, Laura Chinchilla, llegó aupada por la bien calificada gestión de su antecesor, el también verdiblanco Óscar Arias Sánchez. Y ganó sobrada en primera ronda.
Pero esos tiempos quedaron atrás. Hoy la exmandataria no es integrante de esas filas. Las abandonó cuando se cansó de luchar por el adecentamiento de prácticas y mañas internas contra las cuales no pudo hacer mucho. O mejor dicho, nada. Con ella se fueron de la agrupación muchos viejos dirigentes. Claro que quedaron muchos otros más. Pero sin norte. Sin brújula y perdiendo cada vez más respaldo.
Así perdieron en el 2014 con la vergonzosa auto inhabilitación de Johnny Araya, quien dejó botada la candidatura. Luego en el 2018 ni siquiera lograron llegar a segunda ronda. Y en el último torneo, un candidato desconocido, les ganó.
Liberación Nacional, el partido que vive de sus victorias y hazañas pasadas, sigue siendo la minoría más grande en la representación parlamentaria, pero parece no encontrarse a la altura de las exigencias de los tiempos para intentar acaso recuperar algo de la gloria perdida. Para muestra un botón: la asamblea plenaria de celebración de sus 73 años de existencia el pasado 12 de octubre, quedó truncada frente a un desacuerdo impensable: algunos pretendieron volver atrás con una convención cerrada, tras décadas de haber cruzado la barrera de las convenciones nacionales abiertas.
Liberación Nacional padece la misma enfermedad que ataca a muchos partidos políticos tradicionales hoy en las democracias. Su desgaste suma a los reclamos ciudadanos por la poca efectividad en la resolución de problemas, la mucha desconfianza, la desinformación, la permanente polarización y, como no, la emergencia de liderazgos de corte autoritario, que golpean la mesa y que seducen a no pocos votantes como adalides en contra de la corrupción. Aunque la repliquen también.
Sobre el futuro del PLN conversamos mañana con el exministro y politólogo, Roberto Gallardo.
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