El ataque artero de Hamás y la feroz respuesta de Israel conforman el escenario de una nueva guerra, cuyos actores van más allá de los territorios en conflicto y cuyas consecuencias en la geopolítica del mundo comienzan a asomar temores de diferentes intensidades.Un primer plano se ubica en el freno a las conversaciones entre Israel y Arabia Saudita para establecer relaciones. Esto afecta los intereses saudíes y de sus aliados para afianzar su hegemonía y contrarrestar la influencia y el poder de Irán, a favor de los grupos extremistas.
Lo que sucede desplaza el foco de la guerra ucraniana y las implicaciones que están favoreciendo una mayor expansión de la influencia rusa y china en la región.El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, criticó los ataques de ambos lados, pero afirmó que lo que están haciendo los israelíes es una masacre. India da un apoyo mesurado a Israel, mientras otros países del nuevo eje del Sur Global se mantienen cautelosos.
Estados Unidos despliega recursos a su aliado e intensifica los contactos diplomáticos en Oriente Próximo. Y la Unión Europea clama por contención para procurar detener los efectos de la confrontación armada en las poblaciones civiles.Los impactos en la economía se configurarán conforme se extienda la conflagración, aunque ya los mercados petroleros y bursátiles analizan consecuencias ante una economía que arrastra los golpes de la pandemia.
Como es comprensible, la situación tiene muchas fichas moviéndose en el tablero mundial y para seguir comprendiéndolas conversamos con el especialista en temas internacionales, Carlos Cascante.
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