El triunfo del recién llegado a la política Javier Milei, en las PASO argentinas (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) del domingo, abrió un inmenso abanico de hipótesis y análisis que elevaron en grado sumo la temperatura -de por sí siempre caliente- de la política austral.
Es indudable que el resultado se entiende por el descontento de la población ante un desgastado sistema político dominado por décadas por los peronistas/kirchneristas, por un lado, y sus opositores de la derecha por el otro.
Claro que también el respaldo a Milei no se entiende sin la crisis económica, pero tampoco sin la fascinación que ha generado su irreverente forma de comunicarse, que sedujo a muchos con propuestas (algunas inviables) de reducir al máximo posible el aparato estatal, dolarizar la economía, destruir el Banco Central y por supuesto, no pocos gritos como el de “acabar con la casta política parasitaria, chorra e inútil que hunde este país”, según su encendido verbo.
¿En qué posición queda el peronismo y obviamente el kirchnerismo y su candidato, el ministro de economía Sergio Massa de cara a la elección de octubre, con un ejercicio gubernamental tan desgastado? ¿Qué puede esperar la oposición de centroderecha con la nominación de una candidata valorada por unos y repudiada por otros como la exministra de seguridad Patricia Bullrich? ¿Cómo se pelearán ahora los votos del inmenso abstencionismo del 30% que no fue a las urnas de las primarias?
Argentina va a elecciones generales en octubre en medio de una intensa conmoción política. Como ha sido siempre en ese país, pero ahora con el ingrediente de un candidato disruptivo, un populista que se define a sí mismo como un “anarcocapitalista”.
Para trazar algunos escenarios conversamos con los politólogos Carolina Ovares y Saúl Buzeta.
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