Levantar el velo del secretismo en la selección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y otros altos cargos de la administración pública, como decidió al fin la Asamblea Legislativa, es sin duda alguna un paso dirección correcta. Pero es un paso insuficiente. También resulta prioritario mantener el dedo en el renglón para que se transforme el proceso de donde salen esos aspirantes con procedimientos no solo transparentes sino también rigurosos.
Rigurosos en términos de idoneidad de las candidaturas, de la rendición de cuentas de la gestión de los propios diputados y de la implicación insoslayable de la sociedad civil en la veeduría de esos procesos. Implica, por supuesto, observar parámetros internacionales (mejores prácticas) a los que hasta ahora se han resistido los poderes políticos, muchas veces para excluir de los procesos de selección a los jueces más idóneos. Lo que genera desestímulo y como consecuencia baja el listón de las nominaciones, lo que a su vez deteriora la calidad en la aplicación de la justicia.
La otra cara de la moneda de este desafío es lo que sucede en la propia Corte Plena. Primero, con la falaz argumentación de no participar de manera seria, responsable y abierta con los criterios necesarios para promover el establecimiento de reglas de idoneidad dizque porque eso solo le compete al poder legislativo, cuando en la realidad varios de sus magistrados participan con sus vasos comunicantes por debajo de la mesa impulsando candidaturas dóciles o, por el contrario, intentando vetar jueces o magistrados de criterio independiente.
Y para poner la cereza en el pastel, esa Corte Plena de 22 integrantes, donde 12 tienen el poder de designar secretamente importantísimos cargos como los jueces 4 y 5 de la estructura, la Fiscalía General, el Organismo de Investigación Judicial y el Tribunal Supremo de Elecciones, en estos días están trenzados en una lucha en la que cinco de ellos (prácticamente la cuarta parte) pujan por asumir la Presidencia del Poder Judicial.
Con Marcia Aguiluz y Manuel Solís Avendaño, integrantes de la organización no gubernamental Foro de la Justicia, conversamos, como todos los años, acerca de la imperiosa necesidad de mejorar la selección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.