El asunto no es que no exista la corrupción. El asunto es que se combata, que denuncie, que se persiga. Idealmente, el meollo es que se pueda ganar la lucha contra la impunidad.
Los casos de Cochinilla, Diamante, la elevación a juicio de dos implicados en el negociado conocido como “cementazo”, así como el lanzamiento de la "Estrategia Nacional de Integridad y Prevención de la Corrupción 2021-2030", le valieron al país un ascenso significativo en el último “Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción” recientemente publicado.
Se trata de una herramienta de medición que implementan en la región la Americas Society Council of the Americas y la empresa especializada en medición de riesgos Control Risk.
En este ranking, Costa Rica (7.11) supera por primera vez a Chile (6.88) y obtiene el segundo lugar latinoamericano en lucha contra la corrupción, tan solo después de Uruguay (7.42)
La medición valora tres aspectos fundamentales de la lucha contra la corrupción: la capacidad legal del sistema, el funcionamiento de la democracia y las instituciones públicas y por último el desempeño de la sociedad civil y los medios de comunicación. En los dos primeros rubros, Costa Rica mejoró su puntuación.
Para darnos una idea del estado de “salud” que presentan otros vecinos en este tópico en particular, Panamá ocupa el lugar número 7 con un 4.96, mientras que México (4.05) está en la casilla 12 y Guatemala (3.38) en la 13.
Naciones convulsas en términos de conflictividad social reciente como Colombia (4.87) y Ecuador (4.82) ocupan los sitios 8 y 9 del índice, mientras que Venezuela queda relegado al último lugar con una calificación paupérrima de 1.63
Claro que para nuestro caso, tenemos mucho por mejorar, pero puntualmente: ¿Qué falla en la sociedad civil y los medios de comunicación para aspirar a mejorar nuestros mecanismos de lucha anticorrupción? Conversamos con Eduardo Núñez, director para Centroamérica del Instituto Nacional Democrático, NDI, por sus siglas en inglés.