No es algo nuevo. Ocurre desde hace un tiempo. Pero ciertamente en la última campaña electoral explosionó como un volcán de enorme poder destructivo: es el odio en las redes sociales.
Si ustedes se toman el trabajo de leer lo que hay en los comentarios de cada día tras publicar nuestra invitación a escucharnos, se darán cuenta al instante de lo que un muy serio estudio de Naciones Unidas concluye sobre Costa Rica: padecemos una epidemia de odio en las redes que aumentó -ni más ni menos- 71% en el último año. Va dirigida contra muchos, pero ataca especialmente a mujeres (y no se diga si son mujeres periodistas), a población sexualmente diversa, a afrodescendientes, a medios de comunicación y también aunque ahorita en menor medida a migrantes y a extranjeros en general.
Por eso no nos extraña que cada día a nuestra directora le pidan insistentes odiadores la “renuncia” o peor aún a Radio Columbia donde trabaja hace 15 años que “la despidan ya” o un extremo nada sorprendente de uno que otro irascible cibernauta “que abandone el país”. Pero no es para nada personal. Es parte de un comportamiento masificado tóxico y enfermo que refleja un severo daño en el tejido social, en la convivencia, en el relacionamiento, en el respeto a la opinión de los otros, en su desconocimiento de que -como personas- esos otros tienen derecho a tener sus propias ideas, concepciones de mundo, formas de amar y formas de expresarse.
Es la descalificación a priori por supuestos perversos intereses, por pretendidos pagos bajo la mesa (por supuesto no se puede pensar libremente si no es que se reciben coimas, dádivas o dineros mal habidos) En fin, es el pan de cada día de las redes sociales en Hablando Claro y en muchos otros programas y medios de comunicación; aunque hay que decir que también hay medios, programas e influencers "odiadores".
El estudio acerca del discurso de odio en redes sociales 2021-2022 en Costa Rica lo demuestra contundentemente. Fue elaborado por la Organización de las Naciones Unidas, el Observatorio de Comunicación Digital de la UCR y la firma especializada en análisis de datos COES y señala que el 77 % de los mensajes que tienen que ver con odio y discriminación se formulan con la idea expresa de herir, dañar, ofender, agredir y violentar a otros grupos o personas.
El problema que tenemos con esta guerra en las redes es que además de incitar a la violencia, afecta la democracia, la degrada, la desvaloriza. Y la democracia -lo sabemos bien- es el peor de los sistemas, con excepción de todos los demás. Por eso hay que combatir el odio en las redes sociales. Pero ¿cómo podemos hacerlo cuando los odiadores gritan a voz en cuello y los demás decidimos callar porque no podemos ni queremos dedicarnos a responderles sus diatribas?
Conversamos este jueves (a riesgo de más insultos) con Larissa Arroyo, especialista en Derechos Humanos, consultora de Naciones Unidas y coautora de la guía legal contra discursos de odio.