De congojas presupuestarias y regla fiscal…
Justo cuando la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) está urgiendo a los gobiernos de la región para que redoblen todos sus esfuerzos de atención a poblaciones en riesgo social, de modo que no se profundicen los temidos efectos de la crisis de este 2022, en nuestro país más de 13.000 niños y adolescentes en vulnerabilidad quedarían sin atención a partir del primero de julio dada la insuficiencia de recursos para cuidarlos, abrigarlos, darles techo y alimentarlos. Si, tan pronto como la próxima quincena.
Se trata de 13.557 niños y jóvenes que reciben atención integral diurna, cuido en guarderías y atención en hogares alternativos residenciales y de acogimiento familiar que requieren urgentemente para el segundo semestre del año, un presupuesto de poco más de 16.335 millones de colones que el Patronato Nacional de la Infancia debería girar a unas 200 organizaciones no gubernamentales que sirven de brazo de apoyo a la manutención de personas menores de edad que están en pobreza y pobreza extrema.
El problema estriba en que el financiamiento que recibió el PANI para dotar de contenido a estas organizaciones solo alcanzaba para el primer semestre de este 2022 y, por tanto, era necesario que se planificaran más recursos para terminar el año y eso no sucedió.
Ahora, a tan solo quince días de requerir de los recursos del mes de julio y los subsiguientes del semestre que se avecina, no pareciera haber opciones que aseguren que los chicos no quedarían en desamparo.
La presidenta ejecutiva del PANI -a quien invitamos a nuestro programa- nos pidió tiempo para avanzar en alguna solución, pero el margen de maniobra parece nulo porque en una nota oficial del 31 de mayo el ministro de Hacienda le dio un categórico no a la también ministra de niñez y adolescencia, Gloriana López Fuscaldo. De acuerdo con el jerarca hacendario, “debido a la realidad económica que atraviesa el país, a las limitaciones que conlleva la aplicación y cumplimiento de la regla fiscal… En el presupuesto del 2022 no existe posibilidad de incluir recursos adicionales, lo que imposibilita atender su petitoria”.
Y claro, la petitoria de la titular del Patronato eran ni más ni menos que los recursos para terminar el año. Por ahora, la Unión de Instituciones Privadas de Atención a la Niñez (UNIPRIN) que financia parte de sus neurálgicas actividades con esos recursos, temen lo peor. Y lo peor sería que los niños y adolescentes en vulnerabilidad, los más débiles eslabones de la cadena de falta de recursos y oportunidades, encuentren las puertas de sus hogares de acogida cerradas a partir de julio.
¿Cómo salir de semejante congoja? Conversamos sobre el problema social que se nos avecina con este recorte de recursos de inversión social con personeros de UNIPRIN.