Un leve respiro dio el tipo de cambio en la tendencia de fuerte apreciación del dólar en las últimas semanas; pero el problema está lejos de ser superado.
Siguen ahí los actores internacionales que alteran las economías y que nos arrastran a una mayor presión inflacionaria, más allá de las promesas o expectativas de intervención local desde nuestra pequeña casa.
Hablamos de la guerra en el este de Europa que ya cumplió más de 100 días, las reacciones proteccionistas de las economías que tienen músculo para ello y los acomodos “indomables” de los mercados. También del precio de la gasolina como reflejo de casi todo, aunque también condicionado por circunstancias locales como el impuesto, la industria local de importación y distribución de hidrocarburos, y nuestros propios hábitos de consumo.
Acaso no haya hogares y empresas que han tomado decisiones fuertes al ver como pasó de ¢1.000 el litro y como la escalada impacta otros productos o servicios básicos. Sobre las acciones o reacciones posibles a pesar de los escasos márgenes del país, y sobre la variedad de efectos relacionados, hablamos entonces con el economista Fernando Rodríguez.