Tenemos que hablar también sobre los plaguicidas, ese factor invisible con implicaciones económicas sobre la producción agrícola, con efectos indudables sobre el ambiente y con consecuencias que también están probadas sobre la salud humana.
El problema es que en Costa Rica los indicadores superan (por mucho) a los promedios internacionales y las razones no parecen suficientemente justificables, de acuerdo con las conclusiones con un completo estudio que publicó esta semana la sede local del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Los investigadores determinaron que Costa Rica es uno de los mayores consumidores de plaguicidas del mundo, que el Estado utiliza un método inexacto para calcularlo y que se dejan de percibir más de $22 millones por año debido a la exoneración fiscal vigente, mientras el país gasta por tratamientos de salud asociados al menos $9 millones al año. Esto nos involucra a todos.
Con Elídier Vargas, autor de la investigación, y Kifah Sasa, representante residente adjunto de PNUD en Costa Rica, colocamos este miércoles la mirada sobre un sector que nos suele resultar invisible en la discusión pública.