Luego de provocar en los años noventa una verdadera transformación de la actividad cafetalera del país convirtiendo a Britt en una exportadora mundialmente destacada y añadirle con su sed innovadora excelentes chocolates y una gama inmensa de artículos más, Steve Aronson, un gringo tico judío con un acento inconfundible y un carisma incuestionable, da lecciones permanentes de crecimiento, capacidad inagotable, liderazgo transformador y extensión filantrópica comunitaria mediante proyectos que nacen crecen y se afianzan para asegurar la sostenibilidad de nuestros parques nacionales, la mejora de la educación y acaso su “hija” más reconocida, la proyección cultural que soñó hace ya 20 años con una impresionante producción teatral, primero en su propia finca en Barva de Heredia y desde hace una década en el Espressivo de Momentum de Pinares de Curridabat.
El legado de Steve Aronson es inmenso. “Yo busco y gozo cuando puedo abrazar el cambio. Me gusta preguntar si las verdades absolutas son eternas y cuando pregunto esto, yo sé que estoy vivo”. Por eso, el empresario, ya retirado y volcado de lleno a las actividades de sus otras pasiones de vida, imparte clases en un colegio, idea grandes proyectos para el Espressivo, concreta alianzas maravillosas con el Teatro Nacional de Costa Rica, y no descansa.
Estos días está de celebración y por eso conversamos con él acerca no solo de todo lo que ha construido y sigue soñando, sino también de las muchas áreas de mejora que los ticos tenemos que apuntalar.