A 11 mil kilómetros de distancia, una cruenta devastación continua en Ucrania. Una guerra injustificable, aunque Vladímir Putin se empeñe en revestirla de operación de "ayuda noble y necesaria" para la región ucraniana prorrusa del Donbás. Este martes, para sorpresa de nadie, el plutócrata moscovita volvió a establecer que no tiene intención alguna de detenerse.
El mundo -lo sabemos bien- siempre ha sido el escenario de encarnizadas luchas de poder , sólo que de recientes décadas para acá vemos las guerras en vivo y en directo cada día, y acaso por ello, vamos normalizando la violencia y el irrrespeto absoluto a los Derechos Humanos básicos.
Muy lejos de esa tragedia, nosotros descansamos en los días propios de las procesiones y las vacaciones. Y también de una campaña electoral que fue especialmente desafiante en términos del enfrentamiento que produjo, especialmente en los espacios cibernéticos donde -pareciera- todo se vale.
La convivencia armónica y los tejidos sociales maltrechos requieren de dedicación y cuido para su restablecimiento. De lo contrario, ¿cómo aspiramos a sostenernos como una democracia madura que procure respuestas efectivas para los múltiples problemas y desafíos de su gente si somos incapaces de reconocer los puntos de vista del otro, sus razonamientos y sus verdades?
No es que la reflexión se imponga únicamente en fechas como estas; pero si es cierto que estos son días que debieran permitirnos oxigenar adecuadamente el ambiente para seguir bregando como sociedad en busca de soluciones. Por eso en Hablando Claro este miércoles conversamos con el psicólogo Milton Rosales.