Si bien los grandes números de la economía dan muestras de alivio y con ello también mejoran las calificaciones de riesgo país, y eso es muy bueno; lo cierto es que hemos tenido que cerrar válvulas de gasto e inversión pública y claro, ya sabíamos que eso tendría un costo.
Vivienda, por ejemplo, ayuda a ejemplificar lo que nos ralentiza el avance en política pública, intentar ponernos al día respecto de tantos años de estrangulamiento de las finanzas públicas. La ministra del sector, Irene Campos, estableció en 58 mil millones de colones los recortes del 2020 a la fecha. Son los famosos recortes de “gastos de capital” que tienen doble impacto, por un lado, impiden mayor reactivación económica y, por otro, constituyen una bomba de tiempo social.
Por ejemplo, hace 10 días en La Carpio -el más grande de los 700 asentamientos informales que existen en el país- ocurrió un desalojo de aproximadamente 1.800 personas que pretendieron tomar un terreno privado contiguo a la comunidad y que -debido justamente a que es terreno particular, debió ser evacuado por la Fuerza Pública. Ese día se vivieron horas de angustia y tensión. Por ventura logró aplacar sin violencia la situación. Pero un día, eso no pasará.
Probablemente, es un tema al que le volteamos la mirada, excepto justamente cuando un operativo policial hace correr las cámaras y los micrófonos. Y al día siguiente parte sin novedad. Hasta la próxima crisis.
En La Carpio por ejemplo, la Municipalidad de San José estima que el 10% de las personas que ahí viven, están en condiciones de hacinamiento. En cuarterías. Como muchas otras que deben ser atendidas. Pero no hay recursos. Y las capacidades institucionales no son, ni de lejos, suficientes.
Y cuando estamos en campaña electoral, los candidatos ofrecen resolver el problema, construir cientos de miles de soluciones habitacionales y/o volver a hacernos muy felices con otros arreglos mágicos. Luego aparecen las realidades de los números macroeconómicos y las frustraciones se acrecientan.
Con la ministra de Vivienda, Irene Campos, conversamos para comprender el tamaño del desafío, saber como termina su gestión y sobre todo cómo pueden sus sucesores acometer el desafío de atender el déficit habitacional del país.