En ocasiones de impotencia total, los ticos sacamos a relucir el humor paliativo como arma de asimilación y resignación. Seguro entonces usted ha recibido en estos días por lo menos un meme referido al precio de la gasolina y el diesel.
Pero como la cosa no es en broma, seguro también habrá notado que hay una disminución en la cantidad de vehículos en carretera. Es mera observación empírica por ahora no anclada en ningún estudio de comportamiento sociológico, pero que no deja de tener algún valor referencial para comprender el impacto del incremento que ya venía presentando el costo de los hidrocarburos y que ahora se cierne como un peligro sobre la dinámica de la actividad económica en su conjunto, dado que apenas empezaremos a sentir el efecto directo del conflicto bélico en Ucrania, pues como todos sabemos, Recope solicitó un alza elevadísima en los derivados que ya está en estudio del ente regulador de las tarifas de servicios públicos. ARESEP.
Y es que solo para hablar del diesel que mueve toda la flota de transporte público y también prácticamente toda la de mercancías, 121 colones en incremento para cada litro puede implicar una severa afectación a la imperiosa dinámica de la reactivación del país.
El Poder Ejecutivo aquí, al igual que en muchos otros países tan disímiles como Guatemala o Suecia, valora alternativas para disminuir el costo, particularmente quitándole carga al usuario con los impuestos que pesan sobre los derivados que consumimos. Lo cierto es que mientras ello se produce y considerando los vaivenes del comportamiento del mercado, existe mucho nerviosismo en los aparatos productivos y algunos de ellos, como el del transporte remunerado de personas, ya hablan de posibles afectaciones permanentes.
¿Cuáles son las perspectivas de reacomodo de precios? ¿Qué tan temporales y sobre todo qué tan viables son las limitadas opciones de reducción de precios para una economía tan minúscula y dependiente como la nuestra?
Con el analista financiero y económico, Daniel Suchar, conversamos sobre los elevados costos del otrora denominado oro negro; aún un lastre en el camino hacia el abandono de un futuro libre de combustibles fósiles.