Un respiro en medio de tanta incertidumbre acongojante: el precio del petróleo bajó luego de semanas al alza. Es un anuncio temporal, porque lógicamente mientras la guerra y sus correspondientes sanciones económicas sobre Rusia estén vigentes los nubarrones sobre los costos internacionales de los hidrocarburos se mantendrán. Pero al menos hubo noticias no desalentadoras en este campo. ¿Qué incidió en ello? Por un lado, el mandatario ucraniano Volodímir Zelenski mostró apertura diplomática, por otro Emiratos Arabes Unidos ofreció aumentar su producción y por último, el autócrata Vladímir Putin aseguró que Rusia mantendrá las entregas pactadas pese a las penalizaciones occidentales.
Claro que la inflación en los Estados Unidos no da tregua, acercándose al 8 % a 12 meses al cierre de febrero, la más alta en 40 años desde la crisis de inicios de los ochenta. Y ya sabemos que cuando allá estornudan, aquí nos resfriamos.
Ciertamente, la inflación y las tasas de interés están en su momento más susceptible y el tipo de cambio acercándose a los 650 colones, no da indicios de otra cosa que no sea seguir subiendo, todo lo cual presagia un muy complicado inicio para la próxima administración gubernamental puesto que ya la Contraloría de la República advirtió que dado el clima de incertidumbre por la guerra podría ser necesario no solo revisar (a la baja, claro) las expectativas de crecimiento económico para este mismo año, sino además evaluar “medidas adicionales para garantizar la sostenibilidad fiscal”.
Algo especialmente difícil de digerir, tras todo lo que nos ha tocado (incluyendo la pandemia) y pese al esfuerzo realizado en estos cuatro años. Aunque para algunos, casi casi de espaldas a la cruda realidad, la fiesta sigue por el lado de comprar carro endeudándose (todavía) más, para otros, ya pesa hasta el alza en el precio del pan de cada día.
Con el economista y especialista en análisis de riesgo Juan Muñoz Giró, cerramos nuestro Hablando Claro de la semana.