Eliecer Feinzaig Mintz y su proyecto Liberal Progresista (PLP), es uno de los outsiders de la actual campaña. Aunque estrictamente hablando la justa no transita en Costa Rica por las definiciones ideológicas, si hay una bandera a la que se le atribuye calificativo es a la suya. Hacia la derecha. Tanto como al Frente Amplio al que se sitúa en el extremo contrario. Desde los medios de comunicación y otros frentes se le ha calificado incluso de “extrema derecha” algo que el novel contendor rechaza por completo. Se siente a gusto definiéndose como un liberal.
En términos prácticos lo que sí es cierto es que el PLP tiene la propuesta más osada de reestructuración de instituciones estatales. Una apuesta arriesgada que lo coloca frente a los sindicatos del sector público, porque plantea abrir el monopolio de la distribución de combustibles, revisar el tamaño del estado tanto como la estructura impositiva, en la línea de eliminar gravámenes, a tal punto que quiere reducir las onerosas cargas patronales en la planilla de la seguridad social, en la misma línea que ha recomendado una y otra vez la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE. Muy bien. Solo que estaría por verse de dónde saldrían los recursos que hoy sostienen los programas sociales de Asignaciones Familiares y el IMAS, nada más y nada menos que el 2 % del PIB que se financian con esas cargas.
Lo cierto es que si hay una propuesta disruptiva y controversial en el escenario es esta. Para Elí, como se le conoce al candidato, no es posible esperar modificaciones en nuestro anquilosado aparato estatal si no estamos dispuestos a cambiar nada. Este lunes 31 de enero conversamos con él y sus pretensiones de convencer a un electorado que apenas lo está conociendo y que apenas empieza a darle el beneficio de “tal vez” en las encuestas.