Desde que José María Figueres regresó al país en el año 2011, tras una prolongada ausencia viviendo en Europa, traía hoja de ruta. Una guía directa para conseguir de nuevo la silla presidencial de la que hoy obviamente está más cerca que entonces, pero sin el suficiente favor de los potenciales votantes en las encuestas, ni siquiera para estar tranquilo con el pase al balotaje.
En efecto, don José María, recorrió en estos últimos 10 años todos los laberintos (encuentros y desencuentros incluidos) en la trinchera liberacionista para poder volver a Zapote. Así se reconcilió con antiguos rivales partidarios con tal de hacerse con la nominación, aunque igualmente no pudo unir todos los puentes rotos después de la convención de junio. Pero eso es casi historia. Por ahora. Luego habrá chance de analizarlo. Ahora lo que importa es lo que está poniendo en juego para intentar ganar el boleto a segunda ronda en las escasas dos semanas que faltan para el día D.
El aspirante verdiblanco pide que no volvamos a ver para atrás y que -por el contrario- confiemos en su experiencia para apostar al futuro. Encabeza la intención de voto en todas las encuestas. Pero las opiniones desfavorables (63 % última encuesta MP) le significan un lastre que podría costarle carísimo si no puede alzarse por encima de dos oponentes cercanos como Lineth Saborío y Fabricio Alvarado y… ¿Por qué no si ya ocurrió antes? De oponentes aún hoy “pequeños” que podrían colarse en la segunda ronda.
En Hablando Claro conversamos con José María Figueres y sus desafíos inmediatos en la contienda electoral.