En el mercado de las divisas político partidarias, el Frente Amplio es una marca conocida y su mejor "producto" hoy por hoy es -por mucho- José María Villalta. Ahora por supuesto no es el novato abogado ambientalista que llegó a su primera diputación en 2010 con 32 años. Ahora, lleva dos períodos como legislador y esta es su segunda nominación como estandarte del FA para los comicios presidenciales que están a la vuelta de la esquina.
Su mayor mérito político es que al dejar la diputación en 2014 y llevar la candidatura del Frente logró un inédito tercer lugar en votos y con ello el arrastre de casi una decena de diputados para conformar una bancada que fue tanto histórica por numerosa, como -hay que decirlo- decepcionante por su desempeño. Lo cierto es que la marca Villalta, nuevamente auspicia más diputados para la próxima legislatura, que su unipersonalismo actual que- por cierto hay que decirlo también- sabe llevar muy bien; a punto que tirios y troyanos dicen de él que debería ser legislador de carrera.
“La política implica sacar la mejor versión de uno mismo, escuchar activamente, dialogar con propósito, trabajar por el bienestar colectivo y proponer cambios que resistan el paso del tiempo”. Ese es su grito de campaña, junto con el lema “hay esperanza” con el que se rebautizó esta vez el partido de bandera amarilla.
Lo más notable de estos ajetreados días de cara a la primera ronda, es el empeño de Fabricio Alvarado por convertirlo en enemigo visible. ¿Es o podría llegar a ser algún día el Frente Amplio un peligro para el sistema político? Con José María Villalta Flórez-Estrada y sus propuestas sobre las reformas políticas que requiere el país.