Concentrados como estamos siempre en nuestro patio, ponemos poca atención -por decir lo menos- a los asuntos allende las fronteras. No es algo nuevo. Así somos.
El caso es que la paz mundial en no pocas ocasiones pende de hilos frágiles en distintos puntos del planeta y Ucrania es uno de ellos. La semana pasada el Presidente de los Estados Unidos Joe Biden sostuvo una videoconferencia de dos horas con el soviético Vladímir Putin en torno a las tensiones por una posible invasión a Ucrania que se especula para el inicio del año nuevo. El jefe de la Casa Blanca no habló solo a título personal. Lo hizo también por los aliados de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y le dejó muy claro a su interlocutor que “responderían con fuertes medidas económicas y de otro tipo una la eventualidad de una escalada militar”
El mensaje fue expreso: “las cosas que no hicimos en el 2014 (cuando Rusia anexó Crimea) estamos preparados para hacerlas ahora”. Por eso ahora, Estados Unidos y los aliados están dispuestos a arriesgar más para evitar una circunstancia similar en Ucrania y ello incluye más apoyo de equipamiento y más presencia de tropas internacionales.
Desde la perspectiva rusa, el problema no lo causan ellos sino los aliados de la OTAN que intentan ganar terreno en Ucrania para aumentar la presencia en las cercanías rusas. ¿Quién lleva razón? ¿Qué tan en riesgo está la paz?
Si de tensiones se trata las que tiene Washington con Pekín no constituyen asunto menor. El foco más visible de estos días está en el boicot a las olimpiadas chinas anunciado por los Estados Unidos y seguido por otros aliados.
Por cierto, nuestro inmediato vecino del norte dio finalmente el paso hacia la normalización de relaciones con China continental dejando al histórico aliado taiwanés como lo hicimos nosotros en 2007. ¿Qué implicaciones reviste ello en un territorio tan cercano a Rusia como el nicaragüense?
Finamente, en un vistazo al panorama internacional como el que haremos con el especialista Constantino Urcuyo Fournier no podemos dejar de lado el desafío electoral del domingo entrante en Chile, obligado a decidir entre dos polos del espectro ideológico, la derecha de José Antonio Kast (58) y la izquierda del joven Gabriel Boric (38).