Las medidas anunciadas para mantener limitaciones a la circulación vehicular de fin de semana y nocturna, así como el establecimiento del requisito de ingreso a varias actividades recreativas y de entretenimiento a partir del 1 de diciembre, y el previo anuncio de vacunación obligatoria para empleados públicos, han generado no solo un aluvión de críticas con su consecuente chaparrón de insultos ya comunes. No. También un ejército de abogados comandados en algún caso por un político, alistan recursos legales y hasta refuerzan estrategias electorales contra las decisiones del Ejecutivo.
Hay de todo en el panorama. Pero sin duda lo más notorio por la forma, por el tono y por el fondo, ha sido la triple alianza de un sector sindical, un diputado y la tristemente célebre defensora de los habitantes, apoyando a los antivacunas. Un respaldo que llegó a límites penosos el viernes cuando los movilizados llegaron hasta las instalaciones del Ministerio de Salud a vociferar contra los funcionarios responsables de la rectoría de la política pública sanitaria del país.
Aunque las restricciones de acceso están a la orden del día en muchos países del mundo en plena transición pandémica, a juzgar por el debate local, los costarricenses parecemos olvidar que los grandes obstáculos a la vida cotidiana que nos infligió el SARS-Co-V-2 no solo nos afectan a nosotros.
Por ejemplo, en Suiza, una democracia de incuestionable defensa a las libertades individuales, es indispensable presentar el QR acreditando la vacunación para ingresar a bares, sodas, restaurantes y museos, entre otros. Lo mismo sucede en otras naciones europeas e incluso en varios estados de los Estados Unidos. La premisa es ofrecer la máxima seguridad y garantía a los asistentes a un evento determinado, de modo que el derecho de admisión que hace cumplir con interés legítimo la empresa privada o la institución estatal, sea tanto un sello del negocio, al mismo tiempo que el cumplimiento de una política pública sanitaria para mantener a raya los contagios en tanto se logra la estabilización completa de la circulación del virus y el retorno a la normalidad vuelve a ser la constante, como lo fue hasta la irrupción mundial de la Covid-19.
De todos estas medidas y sus consecuentes tiranteces, conversamos en Hablando Claro. Con el presidente de la Comisión Nacional de Emergencias, Alexander Solís.