Fotografía: Miriet Ábrego/Semanario Universidad.
A falta de dos semanas para que concluya el actual período de ordinarias -en el que tienen control de sus iniciativas- los diputados aceleran el paso limpiando una amplia agenda de pequeños proyectos de ley. Necesarios, sí. Pero la mayoría, pequeños. Es decir, de poca o limitada envergadura. En el argot parlamentario, históricamente estos proyectos se han conocido como “chayotes”. Al paquete actual, se le ha endilgado el mote de “olla de carne”.
Lo cierto es que en 8 sesiones más, el 28 de octubre, concluirán las ordinarias y los legisladores quedarán a expensas del diálogo y la negociación obligada con el Ejecutivo, que pugnará por la agenda de proyectos duros. Los que (de aprobarse, claro está) nos permitirán acceder a las siguientes fases del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Ambos poderes, además, quedan atados a partir del 1° de noviembre por el trámite tortuoso del proyecto de presupuesto ordinario de la República, un campo tradicional de guerra política, que debe llegar a término el 30 de noviembre, momento para el cual la campaña electoral previsiblemente estaría ya a temperatura media.
Así, entre ofertas electorales, el imán del trabajo de organizar la caza de votos que es consustancial a la faena de los diputados y las obligaciones de avanzar en lo sustantivo, el Congreso se encamina a uno de sus momentos de mayor intensidad política por un lado y por otro, también de dificultad, para todo. Incluso para formar quórum.
Es la dinámica habitual del escenario político por excelencia en la democracia republicana. Y sobre ello, sobre las iniciativas aprobadas y en curso y acaso sobre las proyecciones para lo que ha de venir en Cuesta de Moras, conversamos a cierre de semana en #HablandoClaro con el cronista parlamentario Aarón Sequeira y el comunicador y politólogo Saúl Buseta.