Nos asustamos en mitad del 2020 cuando el desempleo nacional llegó a 24 % y de alguna manera nos alivia que se reduce en cada nuevo reporte, pero cuidado con los detalles: ya se empieza a mirar en el horizonte el fin del 2021 y exactamente esa es la tasa de desempleo actual para las mujeres, aún cuando menos de la mitad de la población femenina busca o tiene una actividad remunerada. Y del total de las que tienen trabajo, casi un 20 % posee solo un tiempo parcial y desea laborar más horas.
Luego se puede mirar la calidad de ese empleo y la remuneración comparada, y sabemos que los resultados no son favorables, pero la brecha en el acceso a recursos llega también a otras áreas: son menos las beneficiarias de los créditos que los beneficiarios, además de que a ellas les prestan menos dinero que a ellos, según un informe reciente de la Superintendencia de Entidades Financieras (Sugef). Claro, tienen menos ingresos que reportar ante la entidad acreedora y también menos posibilidades de una garantía hipotecaria. El 25 % del todo no califica para créditos, mientras en los hombres es el 18 %. Y aún así, son menos morosas.
Junto a estas realidades, basadas en problemas históricos pero visibles en el momento de crisis por la pandemia y sus efectos en la economía, corren proyectos como el de permitir la ampliación de jornadas laborales para poder trabajar cuatro días y descansar tres, lo que puede impactar diferente en la mujer trabajadora y sumarse a las condiciones del mercado laboral que obviamente impactan también en el proyecto de una pensión.
A la situación laboral de las mujeres y los márgenes políticos para afrontar posibles soluciones dedicamos nuestro #HablandoClaro con la ministra de la Condición de la Mujer, Marcela Guerrero.