Los niños, niñas y adolescentes son casi un tercio de la población en Costa Rica y aunque muestran mucha de la variedad general de nuestra sociedad, tienen necesidades comunes y enfrentan situaciones sobre las que debemos reflexionar en su día, este 9 de setiembre, más allá de los globos de colores, los dulces o los recuerdos felices que tenemos sobre nuestra propia niñez.
Suelen recibir el efecto de la tensión de nosotros los adultos, que deberíamos velar por bienestar en nuestra condición de madres o padres, familiares, amigos, vecinos o miembros de una sociedad que suele pensar en ellos en tiempo futuro, lo que puede invisibilizar sus condiciones actuales.
Podemos verlo con el estado crítico ya constatado de nuestro sistema educativo, en el deterioro de la salud mental que sobre ellos ha causado la pandemia, el efecto de la caída de los ingresos de los hogares o el registro de ingresos del Hospital Nacional de Niños, incluidos ahora los pacientes con Covid-19 que llenan los espacios.
Y claro que tampoco podemos obviar el enfoque hacia futuro, pero sabiendo que cada día se construye ese mundo que tendrán mañana con lo que hacemos o dejemos de hacer en múltiples áreas. Una de las principales es la salud, conscientes de que allí repercute el modo de vida en las edades fundamentales de la niñez.
Con la doctora Olga Arguedas, directora del Hospital Nacional de Niños, hacemos esa tarea en el marco de nuestra intención por observar el país que somos al llegar los 200 años desde la Independencia.