Cientos de familias han visto los daños en sus hogares y decenas de tramos de nuestras carreteras exigen atención inmediata, además de los perjuicios para las actividades productivas que aún es pronto para cuantificar.
Llueve sobre mojado en la historia. Muchas de las comunidades afectadas han revivido el recuerdo de la última inundación. Han tenido que aprender a resguardarse o a resignarse con lo que ocurre en cada evento climático, porque su casa, su barrio o su ciudad se desarrolló en zonas de riesgo o en condiciones inseguras y ahora parece tarde para corregir esa historia. De ello tienen para contar en la golpeada Turrialba, que vio ríos pasar por las calles del centro de la ciudad.
Llueve sobre mojado también en la conciencia, porque hemos escuchado de los expertos que los trastornos climáticos han existido siempre, sí, pero que cada vez son más intensos y por eso en este fin de semana hubo comunidades que se vieron inundadas por primera vez o en niveles inéditos.
Cuestión de mirar las noticias internacionales de este mes y ver que en efecto la naturaleza parece cobrar algo del daño que le hemos propinado como especie al producir y consumir como si no hubiera un futuro.
Sin que hayan bajado completamente las aguas, hacemos nuestra tarea de ir más allá del recuento de los daños con Lidier Esquivel, jefe de la Unidad de Investigación y Análisis de Riesgo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y con el alcalde de Turrialba, Luis Fernando León, quien por su cargo lidera el comité local de emergencias del cantón.