Se trata de esos personajes de la vida política del país que no deja a nadie indiferente. Con Ottón Solís no hay valoraciones a medias. Se le aplaude o se le repudia. Lo cierto es que en las últimas dos décadas, el fundador del PAC ha gravitado de manera significativa en las decisiones que el país ha adoptado.
¿Qué lo motiva ahora a dejar su cargo como representante de Costa Rica ante el Banco Centroamericano de Integración Económica, BCIE, para convertirse en el primer Embajador costarricense ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico?
Una noticia que sobresaltó a propios y extraños este martes. Como todo lo que ha hecho a lo largo de su carrera política. Como cuando dejó Liberación Nacional para fundar a inicios de siglo Acción Ciudadana. Como cuando batalló tres veces por la silla presidencial. Como cuando peleó ferozmente contra el TLC en 2007. Como cuando aseguró que no sería nunca más candidato a la primera magistratura y nadie le creyó. Como cuando aceptó ser diputado nacional en la administración de Luis Guillermo Solís y luego adversó muchas de las decisiones de ese gobierno. Como cuando, pese a todas las críticas, accedió a ser el representante ante el BCIE y guardar silencio sobre los asuntos de la política doméstica para ser el consejero a la sombra del Presidente Carlos Alvarado.
O, como ahora, que luego de 35 años de haber regresado al país tras concluir sus estudios en Manchester, Inglaterra(1886), regresa a Europa a instalarse en París para representar al último país en ingresar a la OCDE. El integrante número 38 del llamado Club de las Buenas Prácticas.
¿Cuál es su propósito? ¿Qué lo impulsa a dar ese paso en el exilio en la madurez de su vida? En Hablando Claro conversamos con Ottón Solís Fallas.