Es un mundo incomprensible, Tanto como la naturaleza humana. Además de los gigantescos desafíos por derrotar la pandemia que llegó a cambiarlo todo y la consecuente desesperación mundial por acceder a las vacunas que están concentradas en las potencias ricas del planeta, hay que ponerle por supuesto atención a los conflictos bélicos y civiles de la política interna, como en Colombia, o de la geopolítica regional global como el irresoluble israelí-palestino.
De este último, transcurren este miércoles ya 10 días desde que iniciaron bombardeos y disparos de cohetes entre el ejército de Israel y las milicias palestinas de Hamás y la Yihad Islámica, y antes que se detengan los ataques primero terminarán las operaciones militares previstas, según anunció este martes el gobierno de Benjamín Netanyahu.
Israel está dispuesto a minar las reservas del Hamás en la Franja de Gaza y ni siquiera el llamado de Estados Unidos de un alto al fuego, ha logrado hacerlo desistir de su objetivo, que consiste en quebrar a las fuerzas irregulares palestinas a las que acusan de haber empezado esta vez la acción bélica.
¿Cuál fue la chispa que detonó esta conflagración? ¿Cuáles las posibilidades de llevar la calma (no la paz) a tan conflictiva situación? ¿Nos sirve el ejemplo de Israel y Palestina acaso para hablar de la geopolítica de las vacunas o de la diplomacia de la salud? En Hablando Claro conversamos con Carlos Murillo, experto en relaciones internacionales.