Estamos en cierre de actividades productivas en 45 cantones del Valle Central y se nota. Es la apuesta pequeña de 7 días para intentar reducir contagios y aminorar la presión hospitalaria, frente al crecimiento exponencial que evidencian no solo las frías cifras, sino también las acciones de ampliación de capacidades y adquisición inacabable de insumos que ejecuta la Caja de Seguro Social.
Un ejemplo crudo y contundente, según informaba este lunes el diario La Nación, es la compra de refuerzo de 1.000 bolsas para cadáveres, que se añadirán a las existencias disponibles (3.324) Hasta el corte de la semana pasada, 3.231 personas habían fallecido por Covid-19 y hay que recordar que de acuerdo con los protocolos sanitarios se necesitan dos bolsas para cada deceso. Aunque allá por febrero, las muertes habían bajado hasta un promedio de cinco por día, en las últimas semanas de esta ola de contagios, esa cifra se ha multiplicado en promedio por cuatro; unos 20 diarios. Así en fríos e inobjetables números constatamos la magnitud del desafío actual.
Mientras tanto, la vacunación continua y aunque abril fue el mejor mes de inoculaciones porque fue el mes que más dosis ingresaron al país (poco más de medio millón) aún falta mucho camino por recorrer antes de lograr inmunidad de rebaño. Además, hay que decirlo hasta el cansancio, la vacuna es una herramienta potente del arsenal de esta guerra, pero solo una. Todo lo demás sigue dependiendo de nuestro comportamiento.
Por eso, si las camas Covid siguen estando cerca del 100 % de ocupación (95 % este lunes) las alarmas siguen en rojo, sobre todo porque la presión hacia la atención de otros padecimientos, enfermedades y accidentes, carga el sistema en su conjunto. De todos estos temas, hacemos repaso y actualización con el Dr. Marco Vinicio Boza intensivista del Hospital Calderón Guardia.