A ciertos políticos se les está haciendo irresistible meter las vacunas en el baile electoral. Lo vimos con Pedro Muñoz, con José María Figueres y este fin de semana también con el ex ministro de Hacienda Rodrigo Chaves, que intenta consolidar una coalición por encima de la figura desgastada de los partidos políticos más conocidos.
El problema es que nada se hace esquivando la figura tradicional del partido político si no se esquiva también a las conductas que han provocado precisamente ese desgaste. Debemos señalar y censurar esa táctica de querer instrumentalizar el tema de las vacunas ahora, en el peor momento de la pandemia, sea con información equivocada o con aviesas intenciones, sea con la bandera más tradicional de todas o con la divisa recién inscrita como modelo 2020. Simplemente no.
Claro que entendemos el contexto y porque algunos caen en la tentación. Las pruebas PCR, las restricciones sanitarias o el uso de la mascarilla, por mencionar solo algunos, han sido objeto de la discusión en la Asamblea Legislativa. Así que sería iluso de nuestra parte sorprendernos por lo que esté ocurriendo en este momento, cuando incluso vemos que los contagios Covid-19 en el ambiente parlamentario provocan más trastornos en la dinámica política y ponen en peligro la sesión anual del 1 de mayo.
¿Por qué no de una vez por todas las sesiones virtuales para negociar los proyectos del ajuste fiscal? La verdad es que parecen bastante cocidas las negociaciones para elegir al directorio durante el último año de este cuatrienio.
La candidata liberacionista Silvia Hernández tiene el apoyo de sus 16 compañeros, de los diputados de Nueva República y de Restauración Nacional, más algunos independientes que le bastan aritméticamente para resultar electa presidenta legislativa sin siquiera el respaldo de los diputados de Gobierno y parecen estar a punto de cuajar también negociaciones con el PUSC a cambio de un cargo en el directorio para el legislador Rodolfo Peña.
El poder disminuido de la bancada oficialista ha llegado a este punto y se quedarían solos con la candidata socialcristiana María Vita Monge que tendría los 10 votos del PAC y parece que ninguno de su propia bancada. Este es el momento de la mezcla inevitable entre pandemia y política. ¿Qué esperar de nuestros actores políticos y cuáles son las claves o líneas rojas? Lo vemos con el periodista y analista Eduardo Ulibarri.