Jueves 22 de abril: 1.776 contagios confirmados en las últimas 24 horas. Lamentablemente no hay sorpresa. Nos lo vienen advirtiendo las autoridades hace semanas. Lo estaban confirmando las cifras hace días. Primero superamos los mil casos diarios; ahora vamos hacia los 2.000.
Es nuestro peor momento. Lo mismo le sucede a la India, lo mismo le pasa a Uruguay, a Chile y a los vecinos. Lo mismo le sucede a Europa. En muchas ciudades de Brasil el número de muertos sobrepasa por mucho el número de alumbramientos.
¿Por qué iba a ser distinto con nosotros? No había posibilidad porque también nosotros, como otros ciudadanos del planeta, sufrimos el efecto de la relajación que acompañó el advenimiento de las vacunas. Sin esperar que el tiempo y las vacunas hicieran el efecto que no podrán hacer del todo hasta que transcurran muchos meses más en el lento camino de la disponibilidad mundial de biológicos para inmunizar a las sociedades.
Hay sí una consecuencia positiva: se empieza a constatar cómo las personas adultas mayores ingresan menos a los hospitales. En contraposición, la edad de los contagiados ha bajado y la edad de los hospitalizados también y en el rango de entre 30 y 40 años hay pacientes en condición muy, muy grave. En paralelo, las unidades de cuidados intensivos superan el 83 % de ocupación y ello implica una inmensa presión para los servidores sanitarios pero también la aplastante realidad de un aumento de mortalidad de pacientes no covid. Personas con infartos, derrames, accidentes de tránsito y otros, pueden no encontrar la atención oportuna en el servicio más crítico.
El urólogo del Hospital México Andrés Arley que se autocalificó como un cirujano de “sangre muy fría” dijo sentirse lleno de ansiedad y angustia. “Las UCI se están llenando de pacientes más jóvenes que duran mucho más tiempo intubados. A veces duran semanas o meses en una cama antes de curarse o morir… Por favor con el corazón estrujado, cuídense”. Y para más, urgió a las autoridades gubernamentales a hacer algo más drástico y a los empresarios a tener conciencia de la situación, porque de la escalada en casos, dijo, habrá escalada en muertes.
Pero medidas más rigurosas no llegaron. Por lo menos no este día en el que el Ministro de Salud lanzo un llamado ciudadano en un tono de evidente desánimo: atravesamos la situación más crítica desde que la pandemia inicio y las nuevas variantes tienen más capacidad de contagio, argumentó. “Les pido un esfuerzo. Yo sé que estamos todos cansados, pero les pido con respeto y con cariño que hagamos este esfuerzo en este momento crítico”
Mientras tanto, apenas unas horas antes un hombre en una finca en Tucurrique de Cartago lanzaba “advertencias” de que ni el Ministerio de Salud ni la Municipalidad de Jiménez le impedirán hacer un concierto con cantante en vivo y 1.800 asistentes… ¿Será que 1.800 ciudadanos -paradójicamente el mismo número de contagios de este jueves- estarán dispuestos a servir al experimento que pretende el bufón para demostrar “que no son tontos” y que pueden hacer un concierto sin contagiarse? Con el Dr. Álvaro Avilés, director de Infectología del Hospital México nos enfocamos en nuestra seria situación.