Si fue una sentencia “coyuntural” o si marcará un antes y un después en la consolidación de los derechos humanos hacia sociedades más justas, tolerantes, equitativas e inclusivas -como muchos se plantean- eso está por verse.
Pero hoy, el mundo entero -no solo Estados Unidos- puede observar cómo la balanza se equilibra en la defensa del reconocimiento de la condición humana por encima del color.
Derek Chauvin, el policía que aplastó hasta la muerte a George Floyd aquel desgraciado 25 de mayo en una calle de Minneapolis, fue declarado culpable de los tres cargos de asesinato que se le imputaban. Aunque la sentencia se dará a conocer en las próximas semanas, el martes, los millones de estadounidenses que esperaban el fallo del jurado que tardó tan solo 10 horas en emitir su sentencia, así como los centenares de policías desplegados en varias ciudades anticipando disturbios y protestas (que finalmente fueron gritos de celebración y algarabía) respiraron hondo.
El presidente Joe Biden no tardó en tomar el teléfono para congratularse con la familia Floyd. “El racismo sistémico es una mancha en el alma de la Nación… Este es un paso gigante para la justicia en Estados Unidos”, dijo.
Y tanto así que al día siguiente, el Departamento de Justicia anunció que investiga ya a la policía de Minneapolis para determinar si las tácticas que aplican se ajustan o no a la ley. El Fiscal General Merry Garland explicó que la indagación establecerá si existe un patrón o una práctica de vigilancia policial inconstitucional o ilegal que pueda llevar a cambios significativos en las acciones de vigilancia de las fuerzas del orden en Minnesota, dado que el fallo judicial no aborda los problemas potencialmente sistémicos de la vigilancia policial. Esos mismos problemas por los que durante décadas de racismo entronizado, los ciudadanos afrodescendientes han sufrido la conculcación de sus derechos. Como le sucedió a Floyd, hoy convertido en héroe y mártir de la larga lucha de “las vidas negras importan”.
Esto es para la historia. Y por eso hacemos un análisis en de este suceso de la humanidad con el politólogo Alfonso Rojas.