La tasa de contagio (Tasa R) se elevó considerablemente a 1.45 a nivel nacional en las últimas semanas. Incluso en la zona central del país se incrementó aún más. Todo porque -al igual que otras sociedades del planeta- nos relajamos demasiado.
Por hartazgo o lo que sea, no importa, tendremos que repetir y repetirnos hasta el cansancio que seguimos en pandemia. Que la vacunación es tan rápida (o tan lenta) como la disposición de dosis. Y que sigue siendo determinante aplicar medidas que ya no queremos observar.
Como si todo ello no fuera suficiente, se ha instalado la peligrosa idea de que es dañina la vacuna de Astra Zeneca y las autoridades ahora deben idear una forma creativa, efectiva y eficaz para que las personas le pierdan el miedo a ese tratamiento en particular. Algo que se valora -según supimos- es inocular a influenciadores que ayuden a minimizar los temores creados.
Mientras las autoridades claman por atender medidas sin coartar libertades de ninguna índole, todo parece indicar que simples llamados como los de la conferencia de prensa de este lunes pasado, ya no son escuchados. De nuevo, hospitalizaciones al alza y sin músculo político (pareciera) para aplicar cierres o habilitar restricciones vehiculares como en los meses pasados, todo depende de la voluntad (o falta de ella) de los ciudadanos.
Mientras tanto, en silencio, se ha comenzado a producir un pequeño éxodo de ciudadanos a los Estados Unidos en busca de vacunación. Eso, sin duda, nos libera de demanda por aquí, aunque no sabemos en realidad cuánto. Habrá que pensar en un registro de vacunados más allá del Río Bravo.
Conversamos de inmunización en marcha y realidad de la pandemia hoy en el territorio nacional con el Dr. Roberto Arroba del Ministerio de Salud.