La pandemia -como lo sabemos- no solo puso en evidencia muchos problemas estructurales de las sociedades, sino que los profundizó. Una de esas facetas es el impacto en la empleabilidad de las mujeres. Insistimos, el problema ya existía: menores oportunidades para acceder al empleo formal y de buena calidad, menores salarios para iguales desempeños y mayores limitaciones de acceso a oportunidades eran algunas de las brechas cuesta arriba para ellas.
Pero la crisis producida por el SARS-CoV-2 en este último año dinamitó esa realidad. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, OIT, 13 millones de mujeres en América Latina y el Caribe vieron desaparecer sus empleos por causa de la pandemia. Esto califica como un retroceso sin precedentes en la tasa de participación laboral; algo así como devolvernos una década en logros.
Parte sustantiva de esa afectación es que los sectores de mayor empleabilidad femenina como los servicios hoteleros y el comercio, fueron los más golpeados.
En Costa Rica, por ejemplo, donde las mujeres superan ya la mitad de la población, de 2,5 millones de personas en la fuerza laboral, las mujeres apenas llegan a un millón de puestos. Y en prácticamente todos los índices la situación es desigual, de acuerdo con la última Encuesta Continua de Empleo, ECE. De la población ocupada (2,2 millones) las mujeres solo alcanzan 754 mil plazas. La tasa de ocupación nacional llega al 50 % y de ese porcentaje los hombres alcanzan el 61 % y las mujeres menos del 38 %. Si vemos la tasa de desempleo que llega al 19.1 % general, para los hombres baja al 15,2 % y para ellas es de 24,6 %. Si se trata subempleo las mujeres casi copan el 22 % mientras que para los hombres la tasa es del 15 %.
Como si esto no fuera ya de por sí un enorme lastre que implicará un esfuerzo inmenso de política pública para apenas recuperar empleos para ellas, la crisis hizo aparecer nuevas dimensiones en las brechas existentes: las dificultades de conciliar el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares, en el contexto de la suspensión de servicios de cuido y del curso lectivo como parte las limitaciones de movilidad, afectaron mucho más a las mujeres que a los hombres. De acuerdo con la OIT “la crisis ha puesto de manifiesto la importancia fundamental de las contribuciones de las mujeres y las cargas desproporcionadas que soportan”
En el Día Internacional de la Mujer, el mundo pugna por acceder a la igualdad en la pandemia, con más liderazgos femeninos para incidir positivamente en mejorar la calidad de vida de las mujeres y por supuesto de las sociedades. Con la exministra costarricense y actual Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de las Mujeres de la OEA, Alejandra Mora, conmemoramos este 8 de marzo.