Por sus orígenes, su historia y su propia diversidad actual, el Partido Liberación Nacional está llamado a ocupar un espacio entre las fuerzas que garantizan la sostenibilidad de nuestro sistema político. Su momento está muy lejos de ser el mejor, pero el momento del país necesita más que nunca antes partidos políticos activos y ambiciosos (ojalá también sanos y fuertes) con líderes que al mismo tiempo entiendan que su agrupación es solo un medio y que el fin último debe ser el bienestar nacional.
La gran pregunta ahora es si el PLN (es decir, sus dirigentes y simpatizantes que son casi el 20% del padrón, según Borge & Asociados) estará a la altura de las circunstancias, como ha dejado de estarlo en ciertos tramos del pasado reciente. Porque los vacíos que deje este partido seguirán ocupándolos fuerzas que no necesariamente poseen una vocación republicana ni un afán de nutrir a nuestra democracia.
Por eso y porque sigue siendo el menos pequeño de los partidos, todo lo que ocurre alrededor del PLN genera un alto interés. Y por eso vemos con atención la encrucijada, las aspiraciones presidenciales reales y no tan reales, sus conflictos o la idea difusa y complicada de una eventual candidatura de consenso. Y a ello dedicamos nuestro Hablando Claro, con el expresidente verdiblanco Francisco Antonio Pacheco.