No hay más que echar un vistazo a las noticias diarias para darse cuenta de lo delicado del momento en cuanto a las decisiones por adoptar en los once meses que le quedan al Bicentenario. O aún antes, si consideramos que el acuerdo técnico con el FMI pidió resultados al finalizar el primer semestre.
Lo cierto es que los proyectos de empleo público en turbulento trámite legislativo, así como los nuevos de renta global, impuesto a casa de lujo y las muy polémicas eventuales tasaciones a pensiones complementarias cuyo panorama parece aún cierto a pesar de rectificaciones que van y vienen, nos advierten un panorama nada claro respecto del futuro inmediato de la forja de acuerdos políticos imperiosos.
Y aun cuando localmente economistas, formadores de opinión otros actores claman por una oportunidad al acuerdo con el Fondo Monetario y externamente el BCIE, el Banco Mundial y el BID aplauden ese pacto preliminar, las aguas están -por decirlo de algún modo- inquietas.
Por increíble que parezca -dada la urgencia que tenemos- hay sectores que piden poner todo en pausa. La Unión de Cámaras en alianza con sectores sindicales y cooperativos pidió al Presidente de la República frenar los proyectos vinculados al acuerdo con el organismo financiero internacional “para construir los insumos para que la legislación manifieste el compromiso nacional con la ciudadanía, con los diversos sectores sociales y productivos, para sacar adelante el país en un ambiente de paz y trabajo”.
Como si cada mes que transcurre sin un acuerdo sobre nuestras finanzas y sobre nuestra gigantesca deuda no se tradujera en millones de colones en intereses.
Todos los problemas son estructurales. Como el de las pensiones y la reiterada intención de echarle mano a algunos de los fondos, pese a la vulnerabilidad manifiesta del régimen de invalidez, vejez y muerte (IVM). En Hablando Claro hacemos repaso de coyuntura económica con el ex superintendente de Pensiones, Edgar Robles.