Donald Trump amanecerá este miércoles sin más planes que tomar sus cosas e irse de la Casa Blanca rumbo a su club privado en Palm Beach, a pesar de todos los exabruptos y maniobras que ejecutó para intentar ignorar el resultado electoral que coloca ya al nuevo inquilino: Joe Biden.
En la víspera, este martes, iban y venían los camiones de mudanza, cosa normal en una transición en Estados Unidos, pero también se movían como nunca antes los cuerpos de seguridad para evitar que la noticia de este miércoles sea alguna desgracia. Solo han pasado dos semanas desde el asalto al Capitolio y es alto el riesgo de desórdenes durante la inauguración del gobierno Biden-Harris.
Hay que hacer, por tanto, un esfuerzo por poner la mira en los planes y las circunstancias del nuevo gobierno, que se inicia justo después de certificarse los 400.000 muertos por el coronavirus en ese país. Es una potencia hincada por un virus respiratorio, como si no fuera suficientemente complicada la herencia de Donald Trump. Es de prever que la prioridad serán los asuntos internos, pero el papel internacional de Estados Unidos también está por verse.
Lo multilateral, China, Rusia, lo migratorio, la relación con Corea, lo que pase con cambio climático y con el tratado de proliferación nuclear... Todo eso, sí, pero América Latina también se pregunta por su futura relación con el nuevo gobierno en Estados Unidos. Y en Costa Rica también, cómo no.
Esos enfoques tratamos este miércoles 20 de enero con el aporte experimentado y vigente de Fitzgerald Haney, embajador de Estados Unidos en Costa Rica durante el último mandato de Barack Obama y actualmente dedicado a sus negocios en Israel.