Está activada la cuenta regresiva para que los diputados aprueben o tiren a la basura esta semana el préstamo de $250 millones con el BID, en buena medida porque en el juego político se ha condicionado a la propuesta de una negociación inminente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para lo cual también corre el reloj.
Son dos temas distintos, pero en la olla de discusiones políticas se cocinan mezclados y así es más complejo todo. La oposición le exige al Gobierno ventilar los detalles de la propuesta al FMI y enseña los dientes en contra de aumentar el endeudamiento mediante el BID, sin reconocer que la alternativa sería endeudarse en peores condiciones.
Porque así está el terreno para el país al cerrar el 2020. Todo urge y los canales políticos están alterados también por los cálculos electorales, ahora que los partidos empiezan a tener fecha para elegir a su candidato presidencial que podría llegar a gobernar en 2022 sepa Dios en qué condiciones. Parece difícil de comprender.
Mientras tanto, el Gobierno exprime el resultado casi simbólico de la Mesa de Diálogo y dosifica los proyectos adicionales para sesiones legislativas, aunque sabe que el tiempo corre. Entre los más fuerte, el plan sobre empleo público y posible aumento de impuestos, porque asume que no hay quite. Sobre estos apremios hablamos con Francisco de Paula Gutiérrez, ministro de Hacienda y presidente del Banco Central en aquellos años que, comparados con las circunstancias actuales, parecen dorados.