El anuncio de la compañía láctea Lala de retirarse del mercado nacional es solo la confirmación de algo por lo que cualquiera podría haber apostado tiempo atrás. La idea de competir contra la empresa cooperativa Dos Pinos parecía una osadía si se considera el fuerte control que esta posee gracias a un régimen tributario indiscutiblemente ventajoso, entre otros factores.
Quienes defienden el estado actual de las cosas mencionan los beneficios para los productores (pequeños y grandes, que los hay); la pregunta, sin embargo, es cuál ha sido el efecto sobre los consumidores que pagan precios a veces superiores a los que ofrece esa misma marca en los países a donde exporta.
Hay que hablar entonces de cómo competir, cómo practicar un comercio justo y cómo puede la población acceder a productos básicos en un país que le perdona los impuestos sobre las utilidades a las empresas cooperativas independientemente de su tamaño y necesidades. Y ni hablar de las necesidades que la Hacienda tiene de esos recursos.
Hablemos entonces de la leche como hemos hablado antes del azúcar, del arroz o el aguacate, productos cuyos comercio interno está marcado por artificios que solo a veces se pueden justificar. ¿Es este el caso? Con David Solano y Cristian Campos, especialistas ambos en competencia de mercados, conversamos en Hablando Claro.