La pandemia sigue su curso imparable. También la vertiginosa carrera en pos de la poderosa herramienta de la vacunación. También en Costa Rica, aunque a veces aquí pareciera que una parte de la clase política está más concentrada en asuntos con énfasis preelectoral. Pero eso no es una novedad.
Mientras la FDA, la Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, se reúne este jueves para aprobar la vacuna de Pfizer y previsiblemente la semana entrante para autorizar la de Moderna, en el Reino Unido ya iniciada la inoculación, se dio alerta por reacciones alérgicas en dos trabajadores de la salud; de manera tal que el ente oficial regulatorio de Londres especificó que personas con historial de alergias no deberían recibir la vacuna.
Mientras tanto, aquí en nuestro país, parece ya asunto trivial -cuando no lo es- que cada martes el reporte de casos del fin e inicio de semana se acerque a los 4 mil casos; 3.745 para ser precisos, con 73 fallecimientos. Llegamos así a los 150 mil casos antes de terminar la presente semana, con cerca de 2.000 decesos. Pero además con hospitalizaciones que superan los 600 pacientes, de los cuales más de la tercera parte está en Cuidados Intensivos.
El Ejecutivo prohibió festejos navideños en todas las instituciones del gobierno central y envió una excitativa para que los otros poderes de la república, las autónomas y la empresa privada procedan en la misma dirección. Sin embargo, no hay una sola autoridad sanitaria que no insista con vehemencia -y ya veremos si con escucha activa y acatamiento de la mayoría de los ciudadanos- en la necesidad de extremar cuidados para que no se cumplan los sombríos pronósticos de una explosión de casos al despuntar el 2021. De todas estas aristas conversamos con el intensivista Dr. Marco Vinicio Boza.